martes, 24 de junio de 2014

Sistemas centralizados


Muy buenas amigos,

¿Qué tal el fin de semana?, volvemos a la actividad después de este descanso, y en esta ocasión quiero hacerlo abriendo un campo nuevo en este Blog correspondiente al interesante campo de los Lubricantes.

Normalmente, se hará diferencia entre dos tipos de sistemas de lubricación, los que utilizan aceite y los que utilizan grasa. En este artículo trataremos estos últimos, es decir, los sistemas centralizados de grasa.

En primer lugar hemos de plantearnos el "porqué" de la utilización de estos sistemas para conocer así si verdaderamente es conveniente su utilización o no. Según la experiencia contrastada de un número elevado de profesionales que utilizan a diario estos sistemas, la ventaja principal que proporciona es la de poder optimizar los tiempos de funcionamiento y cantidades de lubricante a aplicar. Es decir, lo que se busca es lubricar más, con cantidades más ajustadas manteniendo así una película de lubricante mucho mas uniforme y efectiva.

Sin embargo, no todo es ventaja, pudiéndose observar algún que otro inconveniente como es el caso de  las dudas surgidas a la hora de su aplicación. ¿Qué se quiere decir con esto? Pues fácil, - Queremos que el lubricante sea aplicado en el punto final del circuito para realizar una tarea óptima -.
En este tipo de circuitos es difícil saber si el lubricante se está aplicando en el punto final del circuito y aunque existan sensores que nos avisen de posibles problemas existentes en el circuito hasta el último distribuidor, es a partir de este punto hasta el de aplicación donde no disponemos de elementos de control y por lo tanto, podría existir la duda de que la aplicación del lubricante sea la correcta.

Recuerdo una planta cementera visitada durante mi periodo universitario que utilizaba un sistema de lubricación de doble línea con su correspondiente unidad de bombeo y distribución.

Utilizaban este sistema por dos cosas: el funcionamiento era totalmente hidráulico y podían regular la capacidad de inyección del lubricante. Los elementos básicos que conformaban este sistema eran los siguientes:
  • Unidad de control
  • Sistema de bombeo
  • Válvulas de distribución o inversión
  • Bidón de grasa
  • Tuberías de distribución
  • Bloque de distribución
  • Dosificador
  • Boquilla pulverizadora (conllevan muchos inconvenientes).
Este sistema, según el encargado, presentaba muchísimas más ventajas que el engrase manual, pero lógicamente había que tener bastante cuidado de aislar bien termicamente los bidones y tuberías si estos se encontraban a la interperie para evitar problemas de bombeo.

Pese a esto, utilizando dicho sistema, se observó una fiabilidad y calidad del engrase muy superior al que se hubiera conseguido con un engrase manual. Con ello, se hace totalmente aconsejable e interesante este tipo de inversión siempre y cuando se  haya realizado antes un análisis de la zona a tratar.

Un saludo y gracias por su tiempo.

Manuel Fernández del Río


Fuente de la imagen: http://www.rivi.es/











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