Saludos compañeros,
Producción y Mantenimiento se han erigido en estos últimos
tiempos como los departamentos dominantes de toda explotación industrial, pues
básicamente de ellos depende que la actividad de la misma se realice
correctamente (un departamento se encarga de que todo esté operativo y el otro
de sacarle el mejor rendimiento al mismo). Pero aun sabiendo que trabajan codo
con codo, si entramos a analizar la productividad de los mismos, ¿es justo
medirlos con el mismo rasero?
Según la RAE, definimos “productividad” como la capacidad de
producción por unidad de tiempo. Por tanto, ¿Cuál es la idea asociada a la
productividad en cada caso? ¡Fácil!
En el caso del departamento de Producción, la productividad estará
asociada con un aumento de la producción en relación al tiempo. Normalmente, la
medición de la misma en este departamento es más sencilla, puesto que suelen
tratarse de procesos definidos y experimentados con condiciones laborales
constantes. Sin embargo, en el caso del departamento de Mantenimiento, la cosa
no está tan clara.
Imaginemos que tomamos como “producto” de mantenimiento las
reparaciones efectuadas. En base a esto, y por tanto, podríamos definir la
productividad del mismo como el número de reparaciones realizadas por unidad de
tiempo. Pero, ¿qué pasa con las condiciones laborales? Pues
que son bastante diferentes a las existentes en producción, y os lo voy a
demostrar analizando estos tres factores:
- Definición del trabajo: Producción tiene definido su trabajo y raras veces varía. Sin embargo, el personal de mantenimiento solo tiene definida su especialidad (mecánico, eléctrico, etc) y los trabajos que pueden desempeñar son muy variados. Un trabajo definido permite mayor optimización que aquel que abarca un gran abanico.
- Entorno de trabajo: Producción tiene un entorno laboral constante, por lo que el conocimiento del mismo es mayor. No pasa lo mismo con Mantenimiento, pues su entorno laboral es siempre cambiante debido a que actúan allá donde se produzca la avería.
- Dependencia en el trabajo: Mientras que para el personal de Producción la dependencia a la hora de realizar su trabajo con otros departamentos es prácticamente nula, el personal de Mantenimiento ha de estar dependiendo de otras especialidades o necesidades tales como permisos de trabajo, aislamientos, grúas, recambios, etc.
¿Qué
nos indican estos tres puntos analizados? Pues básicamente que si queremos
buscar un parámetro que nos permita comparar productividades, la relación
trabajo realizado/horas no es la más adecuada. En el
caso del personal de producción, el resultado exigido tras las horas trabajadas
será una determinada cantidad de producto con una mínima calidad, mientras que
desde el punto de vista del mantenimiento, debemos comparar las horas de
trabajo con los resultados obtenidos, los cuales quedarán detallados a
continuación y en ningún caso serán las reparaciones realizadas.
- Disponibilidad de la instalación respecto a las horas empleadas en su mantenimiento: Se hace necesario la diferenciación entre fiabilidad/mantenibilidad pues las horas empleadas en el mantenimiento son más representativas en el caso de “mantenibilidad” que en el de “fiabilidad”.
- Coste integral de mantenimiento por horas trabajadas: Si la calidad del mantenimiento desciende, se producirán averías y paradas que ocasionarán un mayor coste de fallo y por lo tanto nuevas reparaciones. Por ello, el coste integral aumentará y los resultados globales empeorarán aun teniendo buena productividad.
- Número de incidentes-accidentes y su gravedad: Incluso con buenos resultados, hay que tener en la seguridad de los trabajadores, puesto que en muchas ocasiones, las prisas hacen olvidar las medidas de protección.
Por
último, me gustaría señalar otro factor para mí muy importante dentro del
análisis de la productividad: la formación de los trabajadores. Cuanto mayor
sea esta formación, más capacitado estará el personal para tomar decisiones
ante pequeños problemas y por lo tanto, podrán desarrollar sus funciones con
mayor seguridad de éxito.
En estos tiempos que corren, este último factor se está
perdiendo a favor de la presunción de conocimientos comunes, perdiéndose así
los valores propios de una empresa o producto. Por ejemplo, conozco casos de
empresas de calderería que realizaban trabajos exquisitos debido a los
conocimientos/experiencia de sus trabajadores hace 10 años y que hoy en día
luchan a duras penas por obtener trabajos. ¿Por qué? Básicamente por no darle la importancia
necesaria a la formación de las nuevas generaciones conforme a los valores que
la hicieron grande y conformarse con los conocimientos que tienen (que no
necesariamente son malos, pero sí insuficientes).
¿Estás de acuerdo conmigo? ¡Participa!
¡Gracias por vuestro tiempo!
Manuel Fernández del Río