martes, 24 de mayo de 2016

Intercambiadores de calor II: Cambiador de placas.


¡Saludos compañeros!

Después de haber dejado un poco de lado la introducción que hice en su día de estos equipos, y la oportunidad que tuve no hace mucho tiempo de ver en directo las labores de mantenimiento realizadas a dicho equipo, retomamos la visita hacia los mismos para centrarnos en este caso en uno de los tipos tratados en dicho artículo.


Como veis, os facilito el link del artículo que sirvió de introducción de estos equipos, porque no voy a entrar en el funcionamiento de este, en mi opinión, sería repetirme. La idea de este post, es abordar directamente el enfoque de las actividades de mantenimiento que se le podrían realizar a dichos equipos. Obviamente, estas actividades son propias del personal de una determinada planta, el enfoque y las directrices seguidas en otras plantas pueden diferir de estas o ser casi iguales.

Para empezar, hay que tener claro el sitio de actuación de dichos equipos. En nuestro caso, se trata de un cambiador cuya finalidad es la de enfriar el aceite lubricante, pero su uso puede ser tan variado como existencia de fluidos haya.

·         Enfriadores de agua de proceso.
·         Enfriamiento/calentamiento de soluciones desengrasantes.
·         Procesos alimenticios.
·         Procesos químicos.

Como veis, el uso es variado, pero el mantenimiento preventivo necesario para que estos equipos rindan adecuadamente no lo es tanto, y es que con un pequeño plan preventivo bajo condición nos bastaría para obtener toda la información necesaria para deducir el estado del mismo.
Para ello, lo normal es incluirlos en la hoja de ruta de inspección del técnico, controlando de forma periódica dos cosas: que no existan fugas, y que los parámetros del mismo sean los adecuados.

Obviamente, si existe fuga, existe falla, pero puede darse el caso de que no exista fuga, y sin embargo, el funcionamiento del equipo no sea el adecuado. En este caso deberemos prestar atención a los valores emitidos por el equipo, y asegurarnos de que no exista caída de presión en su interior o el rendimiento térmico no sea el adecuado.

En el caso del que os voy a hablar, no existía fuga alguna, pero el rendimiento térmico del mismo había descendido notablemente unido a una caída de la presión entre los canales de entrada y salida, por lo tanto y aprovechando una parada de planta programada, decidieron abrir el equipo, pues se sospechaba que podría estar obstruido.

He de decir que yo era de los que pensaba que la apertura de dicho elemento no debía de ser muy complicada, y es verdad, pero conviene seguir una serie de pautas porque lo difícil no es abrirlo sino cerrarlo adecuadamente. Para ello y con ayuda del técnico que manipuló la máquina, realicé una pequeña guía por si algún día era yo el que debía abrir dicho equipo.

En primer lugar, es importantísimo despresurizar el equipo y bloquear las válvulas de aislamiento para que no se produzca una presurización ajena del equipo. Una vez realizado esto, esperaremos a que el equipo se enfríe para así poder manipularlo sin riesgo de lesiones.
Si nuestro equipo ya está a una temperatura aceptable para la manipulación, procederemos primeramente a la limpieza y adecuación de los pernos guía, para así poder separar más cómodamente cada parte del cambiador.

Importante: Antes de quitar los pernos, drenaremos el circuito del cambiador mediante la apertura de las válvulas existentes en la entrada y salida de los canales de flujo, así, cuando se produzca la apertura, no habrá riesgo de vertido.

Para quitar los pernos, es imprescindible haberse leído con anterioridad el manual del equipo que el fabricante facilita por si hubiera alguna indicación especial. En el caso de que no las hubiera, la forma que observé era la siguiente: aflojar y retirar los pernos superiores e inferiores dejando los centrales colocados. Estos últimos se aflojarán de manera cruzada y se retirarán a la misma vez.

Una vez abierto el equipo, podremos hacernos una idea del estado del mismo observando sus diferentes canales. En este caso, observamos que el canal de agua de refrigeración estaba en condiciones óptimas, sin embargo, existían unos “posos” en el fluido de lubricación que nos indicaban que algo no estaba bien. Estos posos normalmente se forman por exceso de calor dentro de la máquina, el cual destruye los productos inhibidores de la oxidación del líquido lubricante y favorece la aparición de estos lodos que a la larga obstruirán nuestra máquina.

Canales obstruidos

¿Cómo podemos retirar estos lodos? No hay que quebrarse mucho la cabeza, pues una cosa es la retirada de los lodos, y otra muy distinta el tratamiento de ese desecho. Por tanto, para la retirada de los lodos, la mejor forma tanto económica como práctica es la aplicación de agua a presión, la cual nos permitirá limpiar de forma eficiente las celdas del cambiador afectadas por la obstrucción. Hay que añadir que el agua residual de este proceso, al estar contaminada por el lubricante, tendrá que tener un debido protocolo de eliminación, no pudiéndose echar a la red común de desagüe.

Para terminar, realizaremos una inspección de las juntas de sellado del equipo. Es muy importante prestarles mucha atención a estos elementos, sustituyendo aquellas que presenten daños o malformaciones.

Antes de iniciar la puesta en marcha, es muy recomendable efectuar un test de prueba. Para ello, presurizaremos ambos canales del cambiador para comprobar si existe un sellado completo del equipo y por lo tanto, la no existencia de fugas. Utilizando una presión normal de funcionamiento para el test y si en diez minutos no hemos observado problema alguno, podemos dar por bueno el montaje de nuestro equipo. Este método no es universal, cada equipo de trabajo lo realizará a su manera, con sus diferentes formas de ejecución, eso sí, siempre teniendo en cuenta las especificaciones dadas por el fabricante en el manual del equipo.

Estado de las placas una vez montadas

Con lo visto anteriormente, podemos deducir que mantener estos equipos adecuadamente no es tarea complicada y económicamente costosa, pero… ¿ocurre? No lo tengo claro. En mi corta experiencia, he observado casi la misma tendencia en todas las plantas vistas. Estos equipos tienen fama de ser duros y resistentes, motivando así al departamento de mantenimiento a un menor control del estado de los mismos. Pero bajo mi punto de vista, y a sabiendas de que el coste de estos equipos en comparación con otros cambiadores es más elevado, ¿no se trata de una medida contraproducente? 

¡Espero tu respuesta y gracias por volver!

Manuel Fernández del Río